Suelto lo gestiona mejor

Suelto lo gestiona mejor

Suelto lo gestiona mejor

Es una de las frases que más repetimos en nuestro día a día y también de la que, de formas distintas y, muchas veces sin ni siquiera ser conscientes de ello, más nos dicen las personas con las que nos encontramos en el día a día.

Cuando las personas compartimos nuestra vida con un perro con problemas (o con un perro que creemos que los tiene), tendemos a querer controlarlos en todo momento y, para ello, pensamos que la mejor forma es hacerlo con la correa.

La correa nos aporta una sensación de seguridad y de control innegable, pero, a su vez, muchas acaba convirtiéndose en parte fundamental del problema e, incluso, en el único problema porque, en un gran número de ocasiones, eliminando la correa de la ecuación o aprendiendo a utilizarla correctamente el problema desaparecería.

Diariamente vemos cómo perros que van sueltos son agarrados apresuradamente cuando nos ven llegar a lo lejos (sus perros son unos macarras, son unos cascarrabias, siempre me la lía… son frases de las que solemos escuchar de las personas que les acompañan). También vemos cómo hay muchos perros que nunca son liberados de la correa (se aleja demasiado, tiene mucho miedo y no quiero que se me escape… son las frases que nos suelen decir las personas que están al otro lado de la correa).

Pero la realidad es que, en la mayor parte de los casos, la correa está añadiendo más tensión, miedo, etc. a la situación y, por lo tanto, la está empeorando, en lugar de mejorarla. Si creemos que nuestro perro se va a pelear con otros perros y cuando vemos que otro se acerca, le ponemos apresuradamente la correa e intentamos tenerlo bien controlado, es más que probable que cuando nos crucemos con el otro perro se desencadene el huracán; si tenemos un perro con miedo, que siempre nota un tirón de correa cuando está en esa situación que le da miedo, estaremos añadiendo más miedo a la misma, etc.

Evidentemente, no se trata de que llevemos a nuestros perros siempre sueltos, sino de que nos demos cuenta de que hay situaciones que pueden empeorar enormemente si la correa anda de por medio.

Cuando los perros van sueltos, tienen tiempo para comunicarse libremente, pueden evitar eso que les da miedo, etc. mientras que cuando van atados, interferimos en su comunicación, añadimos dolor, hacemos que se sientan menos libres y más indefensos, etc.

Por lo tanto, lo que deberíamos hacer es aprender a entender mejor lo que nos dicen nuestros perros, confiar más en ellos, aprender a leer las situaciones, etc. tanto cuando están con correa, como cuando están sin ella.

Si lo hacemos, no tenemos ninguna duda de que también sabremos cuando realmente nuestro perro debe llevar la correa puesta y cuando no, pero es que, además, por el simple hecho de saber el efecto que puede tener en nuestros perros, aprenderemos a utilízala mejor, de tal forma que minimicemos sus efectos negativos y amplifiquemos la sensación de libertad cuando la lleven puesta.

Suelto lo gestiona mejor. Sin ninguna duda, la mayor parte de las veces será así pero, aprendamos a “leer” a nuestros perros y las situaciones que los rodean, aprendamos a utilizar la correa cuando sea necesario utilizarla, a elegir un buen material para el paseo, etc. y, por supuesto…no nos olvidemos de disfrutar de nuestros perros!!


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Litchi, el perrete de la foto fue abandonado, tal cual se puede ver en ella. Si quieres pasear con él, con o sin correa, y darle la oportunidad que se merece, puedes ponerte en contacto con Hoope.org:

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