
Los perros no son juguetes.
Ya hemos hablado en algunas ocasiones sobre la relación entre perros y bebés o niños. En esta ocasión, aprovechando la próxima llegada de la navidad y nuestra propia experiencia como madres y padres queremos hacer hincapié en algo que a muchos de vosotros os parecerá una obviedad, aunque seguro que a otros muchos les viene bien el recordatorio: Los perros no son juguetes y, por lo tanto:
- Los perros no se regalan: regalar un perro en navidad, en un cumpleaños, etc. no solo es una irresponsabilidad (¿que pasará si el regalo no gusta?), sino que es un mal ejemplo para los pequeños, a los que les estamos dando a entender que es lo mismo una consola de videojuegos o una bicicleta que un ser vivo.
- A los perros no hay que molestarles: deberíamos enseñar a nuestros hijos a respetar al resto de seres vivos y a entender que, por muy divertido que sea, a los perros no se les tira de las orejas o del rabo, no se les puede meter el dedo en el ojo ni es gracioso perseguirles por toda la casa mientras los pobres intentan buscar un refugio, etc.
- Tenemos que enseñarles a jugar entre ellos: Ninguno tiene libro de instrucciones por lo que no podemos presuponer que sabrán como hacerlo y es nuestra responsabilidad enseñar a los niños a jugar con los perros, así como a los perros a jugar con los niños.
- Debemos supervisar el juego: como los perros no son juguetes sino seres vivos, no llevan pegatinas con alertas de peligrosidad o límites de edad, pero eso no implica que no haya peligros. Cualquier perro puede hacer daño a un niño y cualquier niño puede hacer daño a un perro por lo que, por mucho que nos fiemos de unos y de otros, es nuestra responsabilidad estar siempre pendientes y evitar posibles problemas
- Los perros son un miembro más de la familia: por lo tanto, deberíamos enseñar a los niños a quererles, cuidarles y respetarles igual que hacemos con sus hermanos, hacerles entender que tienen deberes y responsabilidades con ellos, etc.
- Los perros no se devuelven ni se tiran: como no son juguetes, sino seres vivos, los perros nos acompañarán toda su vida. Si queremos poder tirarlos a la basura cuando dejan de ser útiles, dejarlos en la calle cuando nos mudamos de casa o devolverlos cuando no cubren nuestras expectativas, tenemos a nuestra disposición y a la de nuestros niños una amplia variedad de juguetes que no sufrirán las consecuencias cuando decidamos deshacernos de ellos.
Los perros no son juguetes y, por lo tanto, ni debemos tratarles como tal, ni debemos acostumbrar a nuestros hijos a que les vean como un instrumento para divertirse. A pesar de ser más laborioso y más difícil es mucho más bonito, constructivo y útil enseñar a perros y niños a convivir juntos o trabajar para que nuestros hijos crezcan en la empatía y el respeto a otros seres vivos.
Ojalá está publicación sirva para que alguno de sus lectores se arrepienta de su idea de regalar a sus hijos un perro estas navidades o para que alguna persona se de cuenta de que debe enseñar a sus hijos a relacionarse mejor con sus perros, que debe estar mas pendiente de las interacciones entre ambos, etc. Ése sí sería un bonito regalo; al menos para nosotros…
Y recuerda lo más importante… ¡¡no te olvides de disfrutar de tu perro!!
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