Martingale: ese bonito collar de castigo

Collar martingale

Martingale: ese bonito collar de castigo.

Es probable que muchos de vosotros no hayáis oído hablar nunca de los collares tipo martingale aunque seguro que los habéis visto. Los martingale son esos collares, generalmente anchos, como el de la fotografía de esta entrada, que en un inicio se veían en galgos pero que cada vez se ven más en todo tipo de perros, seguramente debido a que, en muchos casos, se han cuidado mucho los diseños, utilizando buenos materiales y estampados y colores llamativos, y a que son muy usados por muchas protectoras, que incluso los venden para recaudar fondos.

Llevamos tiempo pensando si escribir o no sobre este tema pero esta semana se ha dado la casualidad de que una protectora, con toda su buena fe, nos ha querido regalar uno, y de que una persona conocida nos ha contado que había empezado a utilizarlo con su perro, comentándonos que “es precioso y muy suave” y que con él “ya no tiene miedo a que su perro (un Golden Retriever) se escape, cuando se asusta”. Además, en los últimos meses hemos leído en la red algunos mensajes con opiniones encontradas, por lo que creemos que éste es un buen momento para hablar de los collares martingale diciendo las cosas como las pensamos, como siempre hacemos (seguramente no conseguiremos contentar a defensores ni detractores, pero es algo a lo que ya empezamos a acostumbrarnos…):

¿Qué son y cómo funcionan?

Como hemos dicho, los collares martingale son collares, generalmente anchos y de tela (aunque cada vez más se venden como martingale collares más estrechos, de cuero, con la parte que ahorca de cadena, etc.) que, en origen, se utilizaban para que los perros con una cabeza pequeña, en relación con su cuello, no se escapasen.

¿Cómo lo consiguen? Mediante un sistema de ahorque. Sí, habéis leído bien, de ahorque. Hemos leído y escuchado muchos eufemismos que van desde “cuando tira aprieta un poco” hasta que “son de semi ahorque” (por suerte y estrictamente hablando, realmente ningún collar ahorca por lo que si lo queremos ver de esta forma tan benévola y, en nuestra opinión, errónea en cuanto que le estaríamos quitando hierro a un asunto al que no deberíamos quitárselo, no deberíamos hablar nunca de collares de ahorque sino que todos serían de semi ahorque). La realidad es que, aunque tienen un tope ajustable, este tipo de collares se cierran sobre el cuello del perro de forma similar a la que lo haría el típico collar de ahorque de cadena ¿eso significa que son todos iguales? No. Evidentemente el daño provocado no es el mismo si se utiliza un collar de pinchos o un collar de ahorque metálico ¿eso quiere decir que no haga daño o no “ahorque”? Tampoco.

Martingale

Es evidente que si el perro no se escapa es porque el collar ejerce una presión sobre el cuello suficientemente fuerte para que no pueda hacerlo. Si no fuese así, el perro podría escapar como con cualquier otro collar. Sus defensores dicen que es bonito, acolchado, ancho, suave… y, muchas veces, todo eso es cierto, pero una vez más os proponemos hacer un ejercicio de empatía, para que podáis entender lo que el perro siente y percibe cada vez que el collar se cierra sobre su cuello (teniendo en cuenta que, además, generalmente lo hará en momentos de tensión y/o miedo). Si no sois capaces de verlo, la mejor opción es probarlo uno mismo. Si uno se pone un collar de pinchos, en seguida nota que, con una ligera presión, el daño que se puede producir es tremendo; cuando pruebas un collar de ahorque metálico, te das cuenta de que hace falta más presión que con el de pinchos para que haga daño pero, en cuanto se produce, el daño puede ser terrible; si el collar, en vez de ser metálico es de cuero o textil, generalmente y en función de la zona en la que lo hayamos colocado, se necesitará aún más tensión para sentir el dolor y cuando uno prueba un martingale, uno se da cuenta de que, por un motivo puramente físico, hace falta todavía más presión para sentir dolor pero también de que es un artilugio perverso, ya que, al contrario que cuando uno ve un collar de ahorque “clásico”, parece inocuo, pero detrás de ese tacto, muchas veces sedoso, casi confortable, se esconde un instrumento capaz de hacer mucho daño…

¿De verdad hacen daño?

Mucha gente dice que como los perros tienen pelo y una piel más fuerte y menos sensible que la nuestra no sienten el dolor y la presión como los sentimos nosotros. No son más que excusas. Es difícil saber exactamente el dolor que siente otro ser vivo, aunque sea de la misma especie, ya que depende de muchos factores, pero incluso si nos probamos los collares poniéndonos debajo una bufanda o cualquier otra prenda que atenúe la presión, nos daremos cuenta de los problemas que cualquier collar, especialmente los de ahorque, incluidos los martingale, puede provocar.

Porque hay algo fundamental, de lo que pocas veces se habla, que es el daño menos directo y más progresivo que se produce con los collares y, especialmente con los de ahorque, por el simple hecho de someter al cuello y a la espalda a esa presión de forma continuada. En ese sentido, el martingale puede ser incluso más peligroso que un collar de ahorque metálico, ya que esa aparente inocuidad puede ayudar a que el perro pase mucho más tiempo tirando y/o a que nosotros también lo hagamos, con el consiguiente daño “silencioso e invisible” en tráquea, tendones, nervios, vértebras, sistema nervioso, etc.

Martingale y el miedo

Paradójicamente, los collares tipo martingale se suelen utilizar para evitar que perros con miedo escapen. No parece muy buena idea que justo en el momento en el que el perro siente la necesidad de huir de eso a lo que tiene miedo, añadamos un ingrediente que aporte aún más miedo y/o dolor a la situación.

Si tu perro no tiene problemas, tampoco parece muy inteligente arriesgarse a tenerlos por una cuestión meramente estética o “para tenerlo más controlado” ya que es mucho mas fácil de lo que parece que, como hemos comentado, nuestro perro empiece a tener problemas físicos y/o de comportamiento por el uso de este tipo de herramientas (por ejemplo: ese perro que un día iba tranquilamente por la calle con su bonito collar martingale cuando, de repente, bajan el cierre metálico de un comercio y al asustarse e intentar alejarse de la fuente de peligro, siente la presión en el cuello, que le asusta aún más, por lo que entra en pánico y empieza a moverse de forma descontrolada, mientras el collar le estrangula, cada vez más… Desde ese día, cada vez que escucha un cierre metálico, el pobre perro entra en pánico, pero nadie es capaz de darse cuenta de donde está el origen del problema. Muy al contrario, lo que piensan es que, si no hubiese llevado ese collar, el perro se hubiese escapado…)

Conclusiones

El collar martingale no aporta ningún beneficio durante el paseo, pero, en cambio, añade todos los perjuicios de un collar de castigo. Es cierto que no lo hace de la misma forma ni con la misma intensidad, pero lo hace.

Solo la falta de conocimiento, sobre los efectos negativos que tiene o puede tener sobre nuestro perro puede hacer que defendamos su uso cuando, además, existen alternativas como los arneses antiescape.

El miedo nunca se puede (ni se debe) combatir con más miedo y dolor. Un arnés anti escape o de tres puntos también evitará que tu perro se escape y ayudará al perro a gestionar el miedo en lugar de incrementarlo y generar otro tipo de problemas.

Nunca deberíamos guiarnos por cuestiones estéticas para elegir material para nuestros perros, pero, aún en ese caso, tenemos alternativas suficientemente cómodas, atractivas y variadas para que esta tampoco sea una excusa para utilizar un collar tipo martingale.

Si eres una protectora y estás utilizando este tipo de collares te pedimos que, por favor, pienses sobre ello y que, si es necesario, pruebes el collar en tus propias carnes, tal y como hemos comentado en esta publicación. Si aún así no lo ves claro, nos ofrecemos para hablarlo personalmente contigo y ampliarte información, mostrarte alternativas, etc. Nos parece fundamental que todos aquellos que luchan por los derechos de los animales dejen de utilizar métodos aversivos en su noble causa…

Esperamos que esta publicación sirva para que muchas personas se planteen no utilizar este tipo de collares, cuyo uso está tan en auge. No se nos ocurre ningún motivo lógico para que nadie que quiera a su perro y tenga toda la información en su mano, siga utilizando un collar tipo martingale porque, aunque el fin sea loable no creemos ni mucho menos que justifique los medios…

Porque recuerda lo más importante…. ¡No te olvides de disfrutar de tu perro!

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