Poner límites a los perros

Poner límites a los perros

Hasta hace muy poco no había debate posible. Los perros debían tener limites; cuanto más, mejor. Pero, en los últimos años algo ha cambiado en la educación canina y cada vez hay más profesionales que entienden que pasar el día limitando la libertad de acción de nuestros amigos de cuatro patas, no solo no es buena idea sino que suele ser parte fundamental de los problemas de nuestros perros.

Llevando esta idea al extremo, ya hay muchos profesionales que inciden en no limitar en modo alguno la libertad de los perros, en dejarles ser y vivir como los perros que son ¿es esto posible? Si bien conceptualmente nos encontramos mucho más cerca de esta segunda corriente (por supuesto, mucho más respetuosa con los perros), creemos que, al menos para la mayor parte de los mortales, no.

Nadie que nos conozca o nos lea asiduamente nos podrá acusar de no pensar que a los perros, por encima de todo, hay que dejarles ser perros, permitirles decidir por ellos mismos, cubrir sus necesidades, etc. También hemos dejado en innumerables ocasiones constancia por escrito de que el exceso de límites, la mala definición de los mismos y el estrés que generan están detrás de muchos de los problemas de nuestros perros, pero ¿es posible vivir sin ningún tipo de límite?

En nuestra opinión, además de que la vida ya está llena de límites “naturales”, cualquier relación tiene unos limites (más o menos marcados, mejor o peor definidos, etc.), más aún cuando la relación se da entre dos especies tan diferentes, en muchos aspectos. Por otra parte, a día de hoy, nadie nos ha podido demostrar que sus perros vivan sin ningún tipo de límite, si bien hemos conocido personas que, dependiendo de sus convicciones, estilo de vida, entorno, etc., se acerca mucho más a este objetivo que otra.

Hay límites que son muy difíciles de salvar (como decíamos, al menos para la mayor parte de los mortales) y que, muchas veces, están ligados a la seguridad de propio perro y de los perros y personas que le rodean (paseo con correa, limites de la vivienda, límites legales, etc.) pero, además, no creemos que el establecimiento de limites sea en sí mismo un problema, sino que, estando bien definidos, siendo aplicados con respeto, etc. puede convertirse en algo positivo y necesario para la convivencia. Por lo tanto, en nuestra opinión, el problema para los perros y para nuestra relación con ellos no son los límites sino la mala definición/aplicación de los mismos ¿como deberían ser los límites para no generar estos problemas?:

  • Justos y realistas: si el límite genera frustración (u otro tipo de emociones “negativas”) que el perro no es capaz de gestionar, será difícil o imposible que lo cumpla, generando estrés y todo tipo de problemas en nuestros perros.
  • Claros y bien definidos: lo mismo pasará si los límites son arbitrarios, difíciles de comprender, variables, no son conocidos de antemano, etc.
  • Planificados y estables: Igualmente, nada funcionará si los límites no se aplican siempre, no se hace en todas las ocasiones de la misma manera, etc.
  • Han de dejar espacio para el desarrollo del individuo: si los límites no aportan seguridad, permiten al perro tomar sus propias decisiones, tener un mínimo de autonomía, confianza en sí mismo, etc. difícilmente funcionarán ni traerán nada bueno a la relación.
  • Aplicados con respeto: nada funcionará si los límites no se aplican con amabilidad y respeto al perro, a sus circunstancias, sus características, etc. Muchas veces se confunden la firmeza y la estabilidad con los malos modos, cuando no tienen nada que ver…

Por lo tanto, en nuestra humilde opinión, si bien creemos que el exceso de límites, el establecimiento de límites inadecuados o la mala aplicación de los mismos, generan estrés a nuestros perros y están detrás de una gran parte de sus problemas y de los de nuestra relación con ellos, no creemos que los límites, en sí mismos, sean nocivos ni creemos que sea posible eliminarlos.

Sería mucho más útil emplear nuestros esfuerzos en analizar uno a uno esos límites y ver si son justos, útiles, están bien definidos, etc., para, en caso contrario, ajustarlos, modificarlos o eliminarlos pero, claro, esa opción requiere mucho más esfuerzo por nuestra parte (al menos si lo analizamos de forma superficial) que aplicarlos o no aplicarlos sin ningún tipo de análisis y a nuestra entera discreción…

Y recuerda lo más importante… ¡No te olvides de disfrutar de tu perro!

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El perro de la foto, Guinda, quiere cambiar los límites de un chenil por los de tu casa. Si quieres darle la oportunidad que se merece, puedes ponerte en contacto con Hoope.org:

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