Rayo: historia de un perro nervioso

Perro nervioso

Rayo: historia de un perro nervioso

Hacía ya cinco meses que Rayo, un precioso mastín de aproximadamente dos años, esperaba su oportunidad en el chenil 27 de la protectora.

Nadie recordaba muy bien cómo había llegado hasta allí, pero todos coincidían en que su adopción iba a ser muy difícil: su tamaño ya era un impedimento y muy poca gente se interesaba en él, pero es que, además, Rayo era para todo el mundo un perro muy nervioso, lo que hacía que las pocas opciones que tenía se evaporasen en cuanto se daban cuenta de que Rayo no era el mastín bonachón y tranquilo que esperaban.

Pero ¿era merecida aquella fama? Lo cierto es que Rayo destrozaba mantas, colchones y todo lo que se ponía por delante, jugaba con otros perros como si fuesen bolos a los que tuviese que derribar, ladraba todo el rato, “sacaba a pasear a los voluntarios” arrastrándoles por donde quería, saltaba sobre la gente etc. pero cuando realmente se ganó la fama de perro nervioso, fue en la semana que duró la acogida en casa de uno de los voluntarios: destrozos de mobiliario, babeo y ladridos constantes, subidas encima de la gente o en mesas y encimeras para “robar” comida, imposibilidad de pasear con él tanto suelto como con correa, desobediencia…

En la protectora todavía no lo saben, pero se han alineado los astros y ahora mismo hay dos personas viendo el perfil de Rayo en redes sociales que están muy interesadas en adoptarle. Como tantas veces en la vida, la suerte será determinante en el porvenir de Rayo:

Porque si le adopta la persona A (opción más probable), Rayo será devuelto a la protectora unos meses después con las etiquetas de perro nervioso, que necesita mucha actividad, trasto, travieso, incorregible, desobediente… y probablemente no vuelva a ser adoptado nunca más o, si lo fuese, obtenga el mismo resultado…

Mientras que si le adopta la persona B, Rayo “dejará de ser un perro nervioso”. No será fácil, ni rápido, pero B empatizara con Rayo, entenderá que ha sufrido mucho y que necesita un tiempo de recuperación/adaptación. También se dará cuenta de que para conocer verdaderamente a Rayo y poder ayudarle tiene que dejar de lado etiquetas y prejuicios, siendo mucho más importante lo que B haga (y cómo lo haga), olvidándose de jerarquías, obediencia y todas esas cosas que todo el mundo le repite constantemente…

No sabemos si Rayo acabará siendo adoptado por A o por B. Ni tan siquiera sabemos si finalmente será adoptado, pero esperamos que a Rayo le toque la lotería y le dejen ser el perro que realmente es y que nadie parece ver…

Moraleja: Si tienes problemas con tu perro y crees que es nervioso, ansioso, etc. piensa que igual no lo es, sino que lo está. Parece lo mismo pero es muy diferente y aunque en la segunda opción tendrás más responsabilidad y trabajo por delante, será donde, más que probablemente, tu perro y tú sufriréis menos y donde acabes encontrando la solución a tus problemas y a los de tu perro….

Y recuerda lo más importante… ¡No te olvides de disfrutar de tu perros!

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Ivy, es un gran perro que, como Rayo, espera encontrar una persona que le trate como necesita. Si quieres darle la oportunidad que se merece, puedes ponerte en contacto con Hoope.org:

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