Tu perro evoluciona ¿y tú?

Tu perro evoluciona ¿y tú?

Tu perro evoluciona ¿y tú?

El ser humano tiende a simplificar las cosas y parece que esto se produce de forma totalmente natural, ya que nos ayuda a tomar decisiones, hacer rápidamente esquemas mentales, adaptarnos al medio, sobrevivir, etc. Pero que nos salga de forma instintiva no quiere decir que siempre sea bueno…

Nos bombardean todos los días y de muchas formas distintas con la idea de que los perros son todos iguales. Cada “experto” tiene una fórmula magistral que parece resolverlo todo y que anula todas las demás, pero, en el fondo y ligándolo con lo comentado anteriormente, no parece más que una forma de simplificar un rompecabezas del que no tenemos todas las piezas, de transformar lo complejo en simple, de tal forma que podamos tener respuesta para todas las preguntas y tapar de un plumazo agujeros que hoy por hoy no somos capaces de tapar…

Pero, aunque fuese así, aunque simplificando obtuviésemos respuestas para todas las preguntas, seguiríamos cometiendo un error de bulto. Porque, como hemos dicho anteriormente, los perros no son todos iguales, pero tampoco lo son las personas, ni sus circunstancias, etc.

Pero ¿y si todas esas variables fuesen siempre las mismas? Todavía seguiríamos cometiendo un error garrafal porque estaríamos obviando que las vivencias, la edad, etc. provocan cambios que hacen que nuestros perros y su comportamiento no se puedan tratar como algo fijo e inamovible….

Y si nuestros perros cambian ¿por qué les tratamos siempre igual? Parece evidente que esa simplificación de la que hablamos es la que nos lleva a cometer este gran error. Algunos ejemplos:

  • ¿Tenemos motivos para tratar a un perro de doce años igual que cuando era un perro joven o cuando era un cachorro? Parece claro que por un lado deberíamos conocer más sobre las distintas etapas vitales de los perros y, por otro, tener en cuenta todas las vivencias y circunstancias que le hayan llevado a ser el perro que hoy es.
  • ¿Es inteligente no tener en cuenta cuando nos relacionamos con nuestro perro los sucesos traumáticos, los cambios de circunstancias, etc. que éste ha sufrido? Aunque muchas veces nos cueste empatizar, las personas solemos darnos cuenta de las cosas que afectan a otras personas (“desde que le robaron tiene miedo a quedarse solo en casa”, “no ha vuelto a ser el mismo desde que perdió a su hijo”, etc.) ¿por qué entonces nos cuesta tanto ponernos en el lugar de nuestros perros, adaptarnos a sus circunstancias y entender que podemos hacer muchas cosas para que vivan (y vivamos) mejor?
  • Ese perro que acabamos de adoptar ¿es igual que aquel perro que vivía en una familia antes de ser abandonado? ¿Es igual que el perro que meses después vagaba por las calles? ¿es igual ahora que hace dos años, cuando empezó a pasar todo el día en un chenil? ¿Es igual que el perro que será tras dos años viviendo con su nueva familia?

Vale, ya sabemos que todos que los perros cambian y que nosotros deberíamos tener en cuenta todos esos cambios a la hora de relacionarnos con ellos, cuidarles, etc. También sabemos que nos cuesta hacerlo porque a las personas nos gusta simplificar, ir a lo fácil y llevar una vida lo más placentera posible, alejando de ella todo aquello que perturbe ese objetivo. El problema de ese planteamiento es que con esa simplificación natural estamos consiguiendo justo lo contrario de lo que queremos conseguir y en lugar de hacernos la vida más fácil nos la estamos complicando de una forma totalmente absurda…

Pequeños esfuerzos por conocer y entender mejor a nuestro perro, por adaptarnos a él y a sus circunstancias nos traerán enormes beneficios. Sin embargo, “simplificar” e ir a “lo fácil”, en este caso, acabará por no darnos más que problemas, por suponernos mucho más esfuerzo del que queríamos evitar y por afectar a nuestro perro, a nosotros mismos y a nuestra relación con él. El mundo está cambiando, tu perro está cambiando ¿y tú? ¿A qué esperas?

Y recuerda lo más importante…. ¡No te olvides de disfrutar de tu perro!

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