Sabemos lo que es vivir con perros con “problemas de comportamiento” y sabemos que muchas veces es difícil no dejarse arrastrar por las circunstancias y es muy fácil caer en el desánimo. Muchas veces el día a día nos engulle y hace que veamos problemas por todas partes. Esos problemas casi nunca son tan graves como nosotros pensamos e incluso muchas veces ni siquiera existen…
No vamos a dar ninguna fórmula magistral y es mas que probable que mucha gente piense que de lo que vamos a hablar es algo que no tiene nada que ver con la educación canina pero nosotros pensamos que mantener la calma y ser capaces de ver las cosas con perspectiva, son dos herramientas fundamentales cuando tratamos con perros con problemas.
Cuando contratamos los servicios de un buen profesional, lo mas normal es que sea capaz de identificar el problema rápidamente ¿por qué? Aparte de que tiene mas conocimientos y experiencia que nosotros porque es capaz de ver el problema sin la contaminación del día a día, es decir, con calma y perspectiva.
¿Y por qué es tan importante que nosotros también veamos el problema con calma y perspectiva? Porque, si no lo hacemos así, no seremos capaces de saber en que estamos fallando (si es que estamos fallando en algo) y, lo que es peor, no seremos capaces de valorar los avances que hayamos conseguido.
Si no somos capaces de ver los errores que estamos cometiendo, podremos esforzarnos mucho en solucionar el problema pero será un esfuerzo estéril. El problema seguirá ahí y probablemente se irá agrandando con el tiempo (o derivando hacia otro tipo de problemas).
Mientras que si no somos capaces de ver los avances logrados, corremos el riesgo de desanimarnos por el camino y de cambiar precipitadamente algo que realmente está funcionando. Es uno de los errores mas frecuentes, sobre todo en recuperaciones de larga duración, en los que inevitablemente habrá altibajos, imprevistos, pequeños desajustes, etc.
Tanto no ser capaz de ver los errores como no saber valorar los avances introducirán en el tratamiento volatilidad, frustración, desánimo, etc. e impedirán que se produzca la recuperación. Ejemplo:
Tenemos un perro “reactivo”, que cuando ve a otro perro se lanza a por él como si la vida le fuese en ello. Pongamos que lo hemos hecho todo bien y hemos analizado el problema correctamente: la persona hace un mal uso de la correa, no deja a su perro (que tiene miedo) comunicarse de forma adecuada, le ha transformado en un perro inseguro, que además tiene una mala alimentación, no sale el tiempo suficiente de paseo, ya no le dejamos que se relacione con otros perros, etc.
Iniciamos el tratamiento (hemos cambiado el collar y la correa, estamos trabajando en que la persona maneje bien la correa, en que entienda a su perro… le hemos cambiado un pienso de baja calidad por uno natural y de calidad, planificamos los paseos y establecemos un plan para que el perro vaya reduciendo la distancia en la que tolera a otros perros y para que vaya cambiando la percepción que tiene sobre ellos, etc.). Parece todo muy bonito pero en esa recuperación que puede ser corta, pero probablemente sea bastante larga, sucederán imprevistos como que un perro que anda suelto venga corriendo directamente a por el perro en tratamiento y éste reaccione lanzándose a por él. Entonces la persona se pone a reñir a su perro y se lo lleva del parque repitiendole que lo ha hecho muy mal y, ya en casa, empieza a pensar que lo que está haciendo no sirve para nada porque lleva mucho tiempo trabajando en ello y su perro la ha vuelto a liar…
Si esta persona mantuviese la calma, se daría cuenta de que no tenía nada que reprocharle al perro ni nada que reprocharse a si mismo y que el hecho de perder los nervios no hace mas que convertir un hecho fortuito, pero dentro de lo esperado, en un problema y si mirase el tema con perspectiva tendría claro que su perro llevaba una lenta pero firme mejoría y que en ese camino largo que había emprendido hacia su recuperación es totalmente normal encontrarse algunas piedras que sería mucho mejor sortear, en lugar de decidir pararse, volver hacia atrás o cambiar de rumbo.
Por lo tanto, en nuestra opinión, es igual de importante esforzarse en mantener siempre la calma y pararse de vez en cuando para ver el problema desde fuera que tener unos buenos conocimientos que nos ayuden a identificar el problema y decidir la forma de solucionarlo. Siempre que tengas un problema con tu perro párate, coge un poco de aire, intenta alejarte lo mas posible de él y hazte las siguientes preguntas:
- ¿He podido identificar cual es realmente el problema? Si la respuesta es no, deberemos contratar a un buen profesional que nos ayude a hacerlo, si la respuesta es que si, puede que hayamos puesto las bases para una buena recuperación pero si pasa el tiempo sin ver avances, habrá que pararse y, con calma, analizar si nos hemos podido equivocar en algo.
- ¿Tengo clara la forma de solucionarlo? Ídem al anterior.
- ¿Es un problema tan grave como yo creo? En un 99% de los casos, si lo pensamos bien, la respuesta será que no. Liberarse de esa carga lo hará todo mucho más fácil.
- ¿He avanzado desde que empecé a tratar el problema? Lo mas habitual es que, si no nos detenemos a pensarlo, solo veamos lo que está saliendo mal, que llevamos un mes intentando mejorar y todavía no lo hemos solucionado, etc. Pero cuando paras, echas la vista atrás y ves como estaba el perro y como está ahora, si has hecho las cosas bien, te darás cuenta de que has conseguido pequeños o grandes avances de los que ni siquiera te habías dado cuenta.
- ¿Es necesario cambiar algo? Cuando te paras a pensar con calma y ves las cosas con perspectiva puedes darte cuenta de que has conseguido avanzar, como decíamos en el punto anterior, por lo que lo mejor que puedes hacer es seguir sin cambiar nada y parar de vez en cuando para analizar como evoluciona el tratamiento, o puedes ver que te has equivocado en algún aspecto y que hay que realizar ajustes en el mismo (si hemos identificado bien el problema, solo tendremos que ir haciendo pequeños ajustes, si nos hemos equivocado en la identificación, habrá que empezar de cero).
No tienes problemas tan graves con tu perro, seguro. Todo problema tiene una solución, aunque puede que esa solución no nos guste o ni siquiera hayamos sido capaces de verla. También puede que ya la hayamos puesto en marcha pero nos hayamos desanimado por algún suceso inesperado o previsible dentro de una recuperación. Sea como sea, mantén la calma, salte del problema y míralo desde lejos…. será todo mucho mas fácil!!
Y recuerda lo mas importante… ¡¡¡No te olvides de disfrutar de tu perro!!!
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Creta, la guapa de la foto, no tiene ningún problema mas que haber sido abandonada dos veces en menos de un año. Si quieres darle la oportunidad que se merece puedes ponerte en contacto con Hoope:
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