¿Es bueno decir “No” a nuestros perros? Esa es la pregunta que nos hacíamos hace dos semanas y tenemos que reconocer que el resultado es mejor de lo esperado pero, teniendo en cuenta que la mayor parte de la gente que nos lee es gente que quiere dar un buen trato a sus perros y tiene cierto compromiso con su bienestar, podemos decir que los resultados han sido, cuanto menos, inquietantes (mantendremos la encuesta abierta por si mas gente quiere aportar su opinión pero mostramos “la foto” a día de hoy):
Como decíamos, hay opiniones muy variadas por lo que, en esta ocasión, nos vamos a centrar en analizar algunos comentarios que hemos recibido y aclarar, desde nuestro punto de vista, algunos asuntos que nos parecen importantes.
A pesar de que en el texto de la publicación introducíamos el debate existente en torno a si es bueno para los perros y para nuestra relación con ellos decirles “no”, un gran número de personas nos ha comentado lo que para ellos es bueno o malo, en función del resultado obtenido, es decir, si le he dicho “no” y ha funcionado, es bueno y si no ha funcionado es malo. Éste, es un mal punto de partida (el peor) porque implica liberar a las personas de cualquier culpa, obviar que los perros tienen necesidades y evaluar lo que es bueno o no para un perro en función del resultado inmediato que obtengamos, independientemente de que pueda perjudicarle, que pueda no ser ético, etc.
Mucha otra gente nos decía que no se puede educar a un perro sin que éste conozca los límites y este es, también, para nosotros, un mal punto de partida. A un perro se le puede educar perfectamente sin decirle “no” (y por supuesto sin castigos), lo que no implica que no tenga límites. Si un perro aprende lo que está bien, por añadidura aprenderá lo que está mal y creemos que esto es algo incuestionable…
Vale, se puede educar a un perro sin decirle “no” ¿Pero es bueno decir “no” a nuestros perros? En nuestra opinión, decir “no” (un “no” indicativo) no es ni bueno ni malo. Enseñarle a un perro lo que para nosotros significa “no”, es igual de inocuo que enseñarle lo que significa “sí”. El problema no está en la palabra, sino en el tono, el volumen, la postura, etc. que utilizamos cuando le decimos “no” a nuestro perro. Está mas que demostrado que las correcciones estresan a nuestros peludos y que el estrés está muy relacionado con la mayor parte de los problemas que observamos en ellos por lo que si decimos “no” a nuestro perro enfadados, gritando, mientras corremos detrás de él, etc. también podemos asegurar que ese “no”, no será bueno para nuestro amigo ni para nuestra relación con él. En el mejor de los casos será inocuo pero en ningún caso será bueno.
Pero, entonces…¿Puede ser inocuo un “no” que implique corrección? Si, podría serlo. Los perros, como las personas, tienen distintos niveles de tolerancia al estrés. El estrés en si mismo, no es algo malo por lo que un individuo que lo gestione bien, por sus características innatas, por su educación, entrenamiento, etc. podría canalizar perfectamente una corrección que para otro perro podría tener unas consecuencias fatales. Lo que no debemos obviar es que un perro que soporta correcciones habitualmente, aunque sean de baja intensidad, se verá afectado casi con total seguridad en su comportamiento (podrá volverse mas inseguro, estar mas nervioso, romper objetos… y un largo etc. de problemas de comportamiento que a lo mejor no somos capaces de relacionar directamente con las correcciones). Por supuesto, en un perro inseguro, con problemas de comportamiento, etc. podemos asegurar que cualquier “no” correctivo e incluso un “no” indicativo, si el perro ya ha sufrido en el pasado algún “no” correctivo, tendrá consecuencias negativas.
Por lo tanto ¿merece la pena correr el riesgo? No, en ningún caso. Nosotros únicamente usamos el no indicativo (seguramente sea porque se trata de un “vicio” arrastrado durante años) e intentamos evitarlo con perros con problemas. Siempre ponemos mucho cuidado para que este “no” no implique corrección y podemos asegurar que, en muchas circunstancias, requiere esfuerzo, por lo que lo mas fácil es que una “persona media”, que también tiene su estrés, sus preocupaciones, sus frustraciones, etc. no acabe usando un no indicativo sino un “no” correctivo que, como hemos dicho, podría tener unas consecuencias negativas para nuestro perro y para nuestra relación con él.
En resumen, se puede educar perfectamente a un perro sin decirle “no” y decir “no” puede ser negativo para nuestro perro, si bien un “no” indicativo no tiene porque serlo (dependerá de si realmente conseguimos que sea indicativo o no lo conseguimos y de la experiencia previa que haya tenido el perro). Siempre deberíamos intentar evitar un “no” correctivo ya que si bien es cierto que este “no” puede afectar de forma distinta a un perro que a otro, e incluso no afectarle, en nuestra opinión, no merece la pena correr el riesgo. Todo esto debería ser una declaración de intenciones que deberíamos incorporar en nuestra rutina diaria pero no queremos ser fundamentalistas, (aunque mas de uno diga que lo somos). Todos fallamos, el día a día de nuestras vidas está lleno de imperfecciones y con los perros no va a ser distinto: te pueden superar los acontecimientos, te puedes asustar, etc. y pegar un grito, igual que harías, por ejemplo, con tu hijo. Todos fallamos, pero no debemos de perder de vista el camino adecuado, ni debemos normalizar el fallo, justificándolo en función de los aparentes resultados. Una cosa es adiestrar y otra, bien distinta, debería ser educar…
Y sobre todo recuerda lo más importante… ¡¡¡no te olvides de disfrutar de tu perro!!