Últimamente, nos ha llamado la atención como se utiliza “el premio” como excusa para debatir sobre los distintos métodos de adiestramiento y/o de educación canina (que si tu eres conductivista, que si yo soy constructivista…, etc.)
Por un lado, están los de siempre, que piensan que el miedo y la intimidación son mas fuertes que el buen rollo y la motivación y que utilizan frases como “se piensan que todo se arregla con chuches”, “solo les hacen caso cuando llevan salchichas, etc.).
Pero a este grupo, ahora se ha unido otro, mucho mas molón pero, en nuestra opinión, igual de limitado y radical que denostan “los premios” con vehemencia porque, supuestamente, han conseguido elevarse sobre el resto de los mortales y, entre otras cosas, no tienen ninguna necesidad de recurrir a ellos. En general, suele ser gente que sabe mucho de perros (desde luego mucho mas que los del grupo anterior) pero nos sorprende esa seguridad sobrehumana con la que exponen sus argumentos, como si hubiesen dado con una fórmula matemática de dos o tres variables que tuviese respuesta a todos los problemas en la relación con nuestros perros. Y nos sorprende porque choca frontalmente contra lo que vemos en nuestro día a día, en el que no paramos de preguntarnos cosas y tenemos la sensación de que cuanto mas entendemos de los perros y su relación con los humanos menos sabemos…
No es nuestra intención entrar en este debate, que nos parece estéril, pero si que es algo que nos preocupa porque nos da un tufillo similar al que nos da el término “adiestramiento en positivo” (no nos gusta, a pesar de que nosotros también lo utilicemos en muchas ocasiones), en el que se ha autoclasificado (nadie sabe como ni por qué) gente tan dispar como grandes profesionales, con una buena ética, muy buenos conocimientos, respeto por los perros, etc. y gente que entiende que dar descargas, golpes, tirones, etc. a los perros es algo súper positivo.
Nos parece difícil creer que alguien pueda estar en contra del premio, en sí mismo y si entendemos éste como una recompensa o como una motivación por/para conseguir algo. Llamadnos raros pero a nosotros es algo que nos gusta que esté presente en nuestro día a día (y, en este caso, no solo hablamos de los perros).
Tampoco entendemos por qué, esa gente siempre relaciona premios con comida. Hemos conocido muchos perros a los que lo que mas les motivaba o recompensaba era una caricia, un “muy bien” o un ratito de juego con nosotros y a otros con los que tenías que tirar del recurso mas insospechado (encontrar un perro con el que hiciesen buenas migas o un objeto determinado que les volviese locos, eliminar o reducir del entorno un elemento que les perturbaba, etc.) para conseguir que caminasen, dejasen de morder, perdiesen el miedo, etc. Para nosotros todo eso son premios y no nos interesa entrar en una discusión semántica o en el debate teórico de si realmente lo son o si es refuerzo o castigo positivo, negativo, etc. Lo importante, hablando de lo que hablamos, es lo que yo “le doy” al perro y lo que el perro percibe de lo que “le doy”, todo el resto está muy bien saberlo y queda muy guay en determinados foros pero supone desviar la atención de lo realmente importante y, desde luego, se aleja de los objetivos de dogminancia.com.
Cada perro es un mundo, cada persona, también lo es y cada profesional es un universo… porque no solo se trata de lo que sabe cada uno, sino de como lo transmite, de como lo perciben perros y personas, de su ego (algún día hablaremos mas en profundidad sobre el ego del educador canino)…
Por lo tanto, nos parece absurdo debatir sobre si es bueno o no es bueno dar premios a los perros. Los premios, tienen que ser buenos por definición por lo que, en todo caso, sobre lo que habría que debatir es sobre si eso que para mi es un premio lo es para mi perro o si lo es solo en determinado momento o cantidad… sobre si el premio se ha convertido en un soborno, sobre si con los perros se puede y se debe generalizar tan alegremente… y, sobre todo, sobre si detrás de cada iluminado, que nos vende “lo último del mercado” hay algo realmente valioso o, como hemos visto tantas veces, no hay nada mas que palabrería y humo…
Como hemos dicho muchas veces, no creemos que el método sea lo mas importante. Cualquiera puede ser bueno siempre que esté basado en el conocimiento y el respeto hacia el perro, que tenga en cuenta todos los factores que pueden influir en su comportamiento y sea interpretado y ejecutado correctamente. Y sí, si tenemos un perro feliz que de forma natural está dispuesto a seguirnos al fin del mundo, tenemos un tesoro pero ¿lo habremos conseguido sin premios? Claro que en algunos casos puede ser así (hay perros “pa tó”) pero, si hablamos en general, lo dudamos. Seguramente le hemos premiado muchas veces y de muchas formas distintas (las mejores para él) sin, ni siquiera, ser conscientes de ello…
¿Es bueno utilizar premios con mi perro? Sí. Sin ninguna duda. No se nos ocurre ningún motivo por el que no lo sea ¿es bueno ser un dispensador de comida andante? Evidentemente, no. Como hemos dicho, premiar es otra cosa ¿debo desconfiar de profesionales que “no los utilicen”? Tampoco. Solo utiliza el sentido común, profundiza en lo que te “venden”, analiza si tiene sentido y desconfía de todo aquello que parezca inalcanzable para el resto de los mortales, exagerado o muestre indicios de ser una buena máquina de ganar dinero…
Y recuerda lo más importante….¡No te olvides de disfrutar de tu perro!
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