Mi perro protege recursos. Cuando nada es lo que parece

Mi perro protege recursos

Mi perro protege recursos. Cuando nada es lo que parece.

La protección de recursos (comida, juguetes, zona concreta de la casa, etc.) es uno de los mayores problemas a los que se puede enfrentar la relación perro/persona ¿por qué? Porque cuando pasa, automáticamente y con todo lo que ello conlleva, se suele etiquetar al perro de agresivo, se empieza a empeorar nuestra forma de dirigirnos a él, etc. ¿está justificado nuestro comportamiento?

El miedo es libre y nosotros también lo tenemos muchas veces, pero para solucionar los problemas hay que dejarlo a un lado y tratar de analizar las cosas de una forma justa.

En este caso, si lo hacemos, nos daremos cuenta de que la mayor parte de las veces los que protegemos los recursos somos las personas: no dejándoles subirse al sofá (o dejándoles, aleatoriamente, cuando nosotros queremos), quitándole los juguetes a nuestros perros, metiendo la mano en la comida, no dejándoles acercarse a nosotros cuando comemos, etc.

Además, podremos ver que la comunicación con nuestro perro ha sido inexistente o llena de malentendidos y de incoherencias: si nuestro perro nos gruñe le regañamos, no hacemos caso de su lenguaje corporal ni de otras señales previas (girar la cabeza, comer muy deprisa, llevarse la comida lejos de nosotros, etc.), no somos capaces de ver que cada grito, toque o zarandeo ha ido incrementando su contundencia hacia nosotros (justo lo contrario de lo que queremos conseguir), no hemos sabido “leer” que el estrés del perro iba en aumento al no saber cuándo sería el momento en el que, por ejemplo, le echaríamos del sofá (cuando a veces le dejamos y a veces no), nos hemos aproximado a la comida de forma que no le ha dado tiempo a pensar ni comunicarse, etc.

También podremos ver que hemos pasado olímpicamente del estado emocional de nuestros perros y concretamente de su estrés y/o miedo ¿ha sido el perro que acabamos de adoptar el culpable de entender que tenía que proteger de nuestro otro perro el juguete que le hemos regalado o lo ha sido este último por creer que ese juguete le pertenecía como había pasado con todos los juguetes de la casa hasta ese día? ¿Entra dentro de lo normal que un perro recién adoptado, al que no conocemos de nada, tenga miedo de que le quitemos la comida, cuando es un perro que ha pasado mucho hambre en el pasado y/o ha tenido que competir por la comida para poder sobrevivir? ¿Es normal que en un grupo de diez perros reunidos en un parque (todos ellos con el estrés por las nubes) haya conflictos cuando sacamos un juguete, comida o cuando acariciamos a otro perro?…

Como otras veces, muchos de los lectores de esta publicación acabarán decepcionados porque “no aportamos ninguna solución concreta”. Ya hemos hablado en otras publicaciones, directa e indirectamente, de la protección de recursos pero creemos que en esta entrada aportamos algo mucho más valioso: el invitar a pensar en que igual no le estamos dando a este problema el enfoque que deberíamos.

Volviendo a la pregunta inicial: ¿Mi perro protege recursos? Pues puede que ni siquiera lo haga y, si lo hace, es más que probable que no le estemos dando el enfoque correcto. Luchar contra nuestro perro, retarle, tratar de dominarle, etc. no hará más que confirmarle que esa percepción, esa necesidad que tiene de proteger algo, es correcta. A partir de ahí, si no cambiamos la forma de abordar el problema, todo suele acabar de dos formas: con un perro machacado, entrando en un estado de “indefensión aprendida” (del que en cualquier momento podrá salir para llevarnos a la situación que queríamos evitar; por ejemplo, si un niño se acerca de imprevisto a la comida) o con un perro abandonado o sacrificado porque la situación se ha ido enquistando hasta “volverse insostenible”.

Muchas veces las cosas no son lo que parecen y, cuando hablamos de perros, suelen ser ellos los que pagan nuestras equivocaciones…

Como siempre, ante la duda, si creéis que tenéis este problema, os recomendamos poneros en las manos de un BUEN educador canino, que os ayudará a entenderle mejor y os guiará en todo el proceso…

Y recuerda lo más importante… ¡¡No te olvides de disfrutar de tu perro!!

Puedes ver todas nuestras publicaciones siguiendo este enlace.

Bahía, la orejotas de la foto, es una de esas perras que no dejan de sufrir los malentendidos con los humanos. Si quieres darle la oportunidad de demostrarlo, puedes ponerte en contacto con Hoope.org:

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