Chain: el perro que vivía encadenado

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Chain iba a ser sacrificado. Tras morder a aquel niño, la salvación para él ya no era posible, a pesar de ser el único de esta historia que no tuvo culpa alguna….

Cuando nació, cinco años atrás, fue el elegido, el único de su camada que se salvó de ser introducido en una bolsa y tirado al río. Tuvo cuatro meses de relativa tregua, en los que casi vivió como un cachorro feliz, lejos de sus hermanos pero correteando libre, alrededor de su madre encadenada.

Tied, su madre, tenía solo siete años pero parecía una anciana. Pasar a la intemperie día y noche, los solo quince metros de movimiento que le dejaba aquella cadena, etc. le habían hecho mella y los dueños de aquella casa de campo habían decidido que esa perra ya no infundía el miedo necesario para ahuyentar a la gente de sus dominios.

A los cinco meses, Chain fue encadenado a la misma cadena en la que lo estuvo ella pero con él mismo collar que le pusieron a los tres meses y que nunca se encargarían de sustituir, a pesar de lo mucho que creció en los meses siguientes y de las heridas que éste le provocó… ¿y que fue de su madre? Su madre fue tirada al río en una bolsa, en el mismo lugar que lo fueron sus pequeños cachorros hacia solo cinco meses…

Y Chain creció así, encadenado, lejos de su madre, sus hermanos y de cualquier relación con otros perros y personas. El único que se acercaba a él era Manolo, el verdadero culpable de aquella desgracia, y lo hacía solo cuando se acordaba, para echarle algunos restos de comida y algo de agua.

Chain le tenia verdadero pavor. Desde pequeño, había recibido muchos palos y patadas y era el único que le bloqueaba. Al resto del mundo también le tenia miedo, pero con ellos intentaba soltar toda la frustración que tenía por vivir así  por lo que, a pesar del dolor, tiraba una y otra vez de aquella cadena, intentando llegar hasta ellos, hasta quedar sin aliento.

A los nietos de Manolo les hacía gracia ver a Chain así y le jaleaban, le tiraban piedras, le engañaban con comida, etc. para que el pobre siguiese tirando una y otra vez. Por supuesto, nadie les había enseñado a respetarlo o a tener empatía con él, por lo que para ellos Chain no era mas que un  buen entretenimiento.

Y así transcurrió la vida de Chain, todos los días iguales, hasta que un día aquella cadena oxidada se rompió. La frustración, el dolor, el estrés y la inercia le hicieron morder a uno de aquellos niños. Pero Chain no quería hacer daño a nadie. De haber querido hacerlo, aquello habría acabado mucho peor y no habría salido huyendo fruto del miedo y el desconcierto que aquella «libertad» que había olvidado y estaba experimentando por segunda vez en su vida, le provocaba.

A la policía le costó mucho atraparlo y todo el mundo estuvo de acuerdo en que a aquel perro agresivo había que sacrificarlo.

Nadie se preocupó de investigar las causas de aquel suceso, ni de castigar a aquella familia que incumplía las leyes y maltrataba sistemáticamente a sus animales. Chain, la única víctima, fue para todos el único culpable.

Por supuesto, tampoco nadie aprendió nada de aquello. En pocos días, otro perro ocuparía el lugar de Chain, enganchado a una nueva y resistente cadena, y él sería sacrificado. Fue el único que pagó aquel suceso, como también fue el único perro de aquella familia que no acabaría ocupando su lugar en el fondo del río…

Moraleja: Esta es una historia ficticia pero que se repite cada día, a pesar de que ningún perro debería vivir encadenado, por muchos motivos. Parece algo obvio pero hace unos días una persona, que comparte su vida con perros, nos comentaba como el perro de un familiar que vivía encadenado se estaba volviendo agresivo a pesar de tener su caseta, comida, y una cadena muy larga con la que se podía mover sin ninguna dificultad. Si una persona que  aparentemente quiere a sus perros no es capaz de imaginarse como se sentirían éstos viviendo así o como se sentiría ella misma,  es que todavía nos queda por avanzar mucho más de lo que creíamos…

No sabemos si Kiev, el perro de la foto, ha vivido encadenado como Chain. Lo que si que sabemos es que es un pobre abuelete que no ha llevado buena vida y que no se merece pasar el resto de sus días en un chenil. Si quieres darle la oportunidad que se merece puedes ponerte en contacto con  Hoope.org.

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